miércoles, 25 de junio de 2008

Presos indígenas en México

Rubén es un indígena náhuatl que nació en la sierra de Puebla. Tiene 18 años, no sabe leer ni escribir y aunque estuvo en un centro de readaptación tampoco sabe qué es eso.
Aprendió a conducir, pero al no saber interpretar las señales de tránsito atropelló a una mujer. Fue hallado culpable de homicidio imprudencial.
Muchos indígenas presos hablan poco español y los abogados, a su vez, desconocen su lengua.
“Allá luego hay unas palabras que me decían y yo no le entendía y ya les digo explíquenme más o menos”, dijo Rubén Pérez.
La falta de traductores en los procesos penales seguidos a indígenas retrasa la impartición de justicia.
“Cuando se imparte la justicia se tiene que tomar en cuenta la lengua y la cultura de los pueblos indígenas”, señaló Marcos Matías, de la Comisión de Asuntos Indígenas, de la Cámara de Diputados.
Jesús Kin, de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, expresó: “tratamos de sensibilizar al juez, al Ministerio Público y al defensor de oficio de que tenga mucho cuidado en los procedimientos penales”.
La Constitución Mexicana es puntual con la descripción de indígena.
Anahí Romero, de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, explicó: “cuando ellos se reconocen como indígenas según el artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuando hablan una lengua indígena o cuando la comunidad los reconoce como miembros indígenas de esa comunidad”.
Con esta definición las autoridades penitenciarias de Puebla censaron a los presos indígenas y encontraron una cifra mayor a los cerca de 500 que tenían registrados.
“Se incrementó a los 871 que teníamos de una población aproximadamente de 6 mil 700 internos en el estado de Puebla”, apuntó Aldo Enrique Cruz, director del Centro de Readaptación Social, de Puebla. De toda la República Mexicana es el estado de Puebla el que registra el mayor número de indígenas presos recluidos en 22 centros de Readaptación Social con los que cuenta el estado.
La mayoría están en los cerezos de la zona de Teziutlán y Tehuacán.
“Porque en la región de Tehuacán confluyen indígenas de la zona popoloca mixteca de la Sierra negra donde hay municipios de alta y muy alta marginación”, indicó Anahí Romero.
Detectar a más reclusos indígenas evidenció la necesidad de tener traductores preparados, ya que actualmente, sólo en casos aislados hay personal en los centros de readaptación que realiza esta labor.
“México necesita un cuerpo de traductores“Tenemos dentro de los Centros de Reclusión Social a funcionarios, personas que hablan sus lenguas, los cuales los ocupamos de intérpretes para cualquier trámite de alguna necesidad que se presente con ellos”, comentó Aldo Enrique Cruz.
La Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados propone garantizar que los indígenas acusados de algún delito tengan derecho a un traductor durante su juicio.
“Se supone que en los jueces tienen que haber equipo de traductores de peritos y hemos pedido que el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas sea el organismo que los certifique”, expresó Marcos Matías.
En 1984 inició un programa de excarcelamiento a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas que en el 2007 benefició a 946 personas. “Logramos
pagar fianzas alrededor de hasta 60 mil pesos”, añadió Jesús Kin. “Hay mucha gente en los Centros de Readaptación Social que desafortunadamente esta interna no por ser delincuente sino por ser pobre”, concluyó el director de los Centros de Readaptación Social en Puebla.
La Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas realizó un censo en 2007 en 402 centros de reclusión del país y registró 9 mil 705 indígenas presos.

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